jueves, 1 de agosto de 2013

Campamento Dolce Vita

Una vez ya en casa y con las ideas en frío, es hora de hablar del campamento Dolce Vita y todo lo que ha supuesto tal experiencia. Todo aquel al tanto de la situación, conocerá la existencia de aspectos negativos y de los cuales toca aprender pero aquí, solamente quiero centrarme en todos esos momentos increíbles que me han brindado los niños y los adolescentes participantes.

Y si algo ha hecho posible que esta vivencia de una semana haya merecido la pena, es lo admirables que resultan cada uno de los chicos y chicas del campamento.

Enfatizar una característica general que me he encontrado en todos ellos, y visión que también compartían los monitores de tiempo libre de El Teularet, y es la cualidad de ayudarse en los distintos momentos del día en todas aquellas tareas y actividades que iban realizándose.

Esa madurez dentro de la inmadurez propia de su edad es uno de los aspectos positivos que te otorga la diabetes, y que gracias a ello, puedan enfocar problemas en su rutina desde una perspectiva única y no existente en personas que tienen sus mismo años. Por ello, se convierte en una maravilla el ver la solidaridad que tienen a la hora de ducharse, de irse a dormir, en las actividades que se realizaban por parte de los monitores y en un largo etcétera.

Como responsable de un grupo de 5 adolescentes, debo de agradecer el buen recibimiento que desde un principio se me dio, y no sólo por mi grupo, sino por el resto de mayores y que sin perder la autoridad, he podido disfrutar desde la cercanía todo lo que ellos estaban viviendo en todo momento.

Así, aspectos como modificar su insulina en función de la actividad que se iba a realizar, la importancia que tiene el ejercicio físico dentro de la diabetes u otros temas como el alcohol y el tabaco y lo negativo que es su práctica, son temas que hemos abordado a lo largo de la estancia, y por mi parte, agradecer que se me escuchara y estuvieran tan receptivos. Así, deseo que el mensaje les haya llegado, aunque no lo dudo y espero que con el prisma de esa madurez, pongan en práctica todo ello.


También quitarme el sombrero hacía los monitores de tiempo libre de El Teularet, dado que su proyecto me parece admirable, tanto a nivel de ocio como los distintos valores medioambientales que inculcan, siendo tan necesarios en la sociedad que vivimos. El agradecer que se volcaran con los chicos de tal manera, y aún sin ser necesario, que hicieran que me sintiera uno más de su equipo y por todo el apoyo prestado cuando los momentos difíciles aparecieron.


Por ello, anteponiendo los aspectos positivos a todos los momentos malos pasados, me quedo con las ganas y fuerzas de seguir ayudando y antes de acabar, no puedo dejar pasar la ocasión de animar a los chicos de que sigan creciendo, que el límite lo ponen ellos y tienen la capacidad de llegar a donde se propongan, siempre con esfuerzo y sacrificio, valores que sé perfectamente tienen.