miércoles, 13 de marzo de 2013

Entrenamiento en grupo


Considero que los argumentos para defender la práctica deportiva en grupo son más que evidentes, y que resultan obvios algunos aspectos de los que hoy pretendo hablar.

Pero a modo de agradecimiento y para englobar esos beneficios que nos otorga la compañía en el deporte, añadiendo los específicos en la diabetes, esta entrada aborda lo que creo que es uno de los pilares tal y como yo concibo la práctica deportiva, y es el entrenamiento en grupo. 

En primer lugar, el compromiso que existe cuando formas parte de un grupo de entrenamiento es suficiente para que, en esos días donde las ganas de entrenar nos fallan, acudamos a la sesión rutinaria y así, favorecer a la continuidad del entrenamiento tan fundamental en el deporte.

Por otra parte, aun existiendo la imprescindible figura del entrenador a la hora de servir como elemento de cohesión del grupo, la experiencia de los compañeros en numerosas ocasiones nos puede ayudar a perfeccionar nuestra técnica y realizar los distintos ejercicios de la mejor forma posible.

No quisiera pasar por alto al entrenador, ya que considero que es básico a la hora de que un grupo funcione como tal, solucionando los diferentes problemas de convivencia que puedan ocurrir y por supuesto, él nos proporcionará las herramientas posibles en su afán de que mejoremos lo máximo alcanzable.

Añadir que en este aspecto siempre me he considerado un privilegiado, experimentando el atletismo base de una forma envidiable gracias a Juan Carlos Fuentes, y a día de hoy, estar en manos de Jose Peiró, quien tiene toda mi admiración al dirigir un increíble grupo del cual puedo presumir que formo parte.

Respecto los compañeros, además de ayudarnos a mejorar con su experiencia, también favorecerá la aparición de una “rivalidad sana” que siempre otorga un plus en los distintos entrenamientos.

A nivel psicológico, siempre serán un apoyo en los momentos de menor fortaleza, y muchas veces determinantes a la hora de no rendirnos.

Respecto la diabetes, requisito indispensable que nuestros compañeros sepan nuestra condición de tener tal patología, que aunque suene evidente, casos más extraños he visto.

También si ocurre una urgencia, varios de ellos deberán saber qué pasos seguir. Y por supuesto, una actitud que al final valoraremos enormemente, será su preocupación cuando surjan las inevitables hipoglucemias que aparecen en algunos entrenamientos.

Por ello, saber realizar un control glucémico, el donde tenemos la reserva de hidratos de absorción rápida como pueden ser azucarillos, y si llevamos encima el glucagón, también se deberá de conocer su método de empleo.

Lo descrito en el último párrafo también sería aplicable a entrenadores de niños con diabetes, o incluso a profesores de educación física, pues muchas veces se deja de practicar deporte por el miedo de los padres a que sus hijos sufran una hipoglucemia, y las personas que están a su cargo no sepan actuar. 

Realmente, los beneficios que obtenemos de entrenar en grupo se pueden describir y enumerar, pero lo gratificante que resulta compartir día tras día entrenamientos con gente que acaba siendo como tu familia, es algo que en mi caso, hace inconcebible el deporte sin ellos.