jueves, 27 de septiembre de 2012

Apuntando nuestras glucemias



Siguiendo un poco en la línea de la entrada anterior, antes de ponernos a hacer deporte quiero explicar otra pauta sencilla pero a la vez muy útil que nos ayudará a tener un visión más global de nuestra glucemia y con ello, poder establecer una dosis lo más correcta posible.

Por ello, hoy voy a hablar de la agenda para apuntar los controles diarios de glucemia, algo tan básico y fácil que podemos incluso llegar a despreocuparnos de llevarla a cabo, pero no debemos de olvidarnos pues es fundamental para alcanzar la estabilidad glucémica de la que siempre hablamos.

De nuevo es una práctica que aconsejo enormemente a los padres, pues gracias a ello, y estableciendo la rutina de los hidratos de carbono explicada en la entrada anterior, podremos relacionar con mayor facilidad los hidratos ingeridos con la dosis de insulina y entonces, evitar muchas de los descontroles glucémicos que puedan tener los hijos.

El patrón no es muy difícil de explicar, simplemente, consiste en anotar las glucemias que debidamente nos tenemos que hacer siempre antes de cada comida, y los controles que nos hagamos después de ellas, que aunque no sean en todas, si es aconsejable hacerlo con cierta regularidad hasta que obtengamos una relativa estabilidad. 

También anotaremos la insulina que nos hemos puesto en tales comidas, con los hidratos ingeridos, y así, si observamos que diariamente tenemos glucemias fuera del intervalo establecido como correcto, deberemos de hacer la variación en la dosis que creamos oportuna para intentar así que nuestros valores sean óptimos.
 

Por otra parte, nos encontramos con los programas informáticos que algunos medidores traen consigo, los cuales nos permiten volcar toda la información de tales medidores en nuestro ordenador, presentándonos ante nosotros gráficas que nos ayudarán también a poder ver de una manera más clara nuestra glucemia, y de nuevo, poder modificar la insulina en los puntos donde exista un descontrol.

Es cierto que esto al principio es muy difícil y nos encontraremos algo perdidos a la hora de actuar y modificar nuestras dosis, y más aún los padres, y aunque siempre podremos recurrir a nuestro endocrino, animo desde aquí a intentar poco a poco a aprender a establecer nosotros nuestra dosis, pues así seremos más independientes dentro de nuestra diabetes.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Contando hidratos de carbono


Antes de empezar a dibujar nuestro camino junto al deporte después de pasar ese debut diabético, quiero abordar un tema el cual considero fundamental, pues pienso que es uno de los pilares sobre los que gira la diabetes, y comprendiéndolo, podremos tener una rutina mucho más sencilla y con los menores imprevisto posibles.

Esa característica de la diabetes tipo 1, que es la falta de producción de insulina por parte del cuerpo y su indispensable aporte externo, hace que tengamos que saber muy bien los hidratos que vamos a ingerir y la insulina necesaria para tal cantidad de glucosa, buscando siempre esa estabilidad glucémica tan deseada.

Así, el aprender a contar hidratos, se convierte en algo básico, pues gracia a ello podremos calcular la insulina necesaria en las comidas, subrayando que un mal recuento de esta ingesta, podrá favorecer la aparición tanto de hipos como de hiperglucemias.

Las unidades de insulina por cada 10 gramos de hidratos o por ración dependerán de cada persona, y como siempre he dicho, aquí el deporte juega un gran papel, disminuyendo el número de unidades por una misma cantidad de hidratos. 

También propongo que se intente ingerir cada día el mismo número de hidratos en las distintas comidas, es decir, que establezcamos X raciones en el desayuno, comida y cena, e intentemos mantenerlas diariamente.

Gracias a esto podremos ajustar  más eficazmente la dosis de insulina para esos hidratos, pues comiendo siempre lo mismo, nosotros mismos podremos variar tal dosis partiendo de la experiencia del día anterior, teniendo en cuenta el resultado glucémico postprandial, es decir, la glucemia obtenida después de las comidas.

Por ello, cobra gran importancia los análisis postprandiales, pues hasta que establezcamos una rutina óptima de insulina e hidratos, de ellos dependeremos para ajustar nuestra dosis.

Esta pauta a seguir la recomiendo a los padres, pues conozco los quebraderos de cabeza que trae este asunto, y si establecemos esta rutina, podremos ir poco a poco obteniendo una estabilidad.

Para realizar el recuentro de hidratos, el tema de hoy, son varias las técnicas que existen, y cada cual se ajustará mejor a la circunstancia y habilidad de la persona.

En un inicio, bien podremos usar una báscula y dependiendo del alimento, X gramos serán una ración de hidratos, o bien podremos usar el vaso medidor, que por volumen, nos indicará las raciones de arroz, legumbres o pasta que son.

Una vez pase el tiempo, iremos adquiriendo la habilidad de calcular con la vista las raciones que hay en el plato que vayamos a comer. Habilidad muy útil para comidas fuera de casa, pero siempre resultará menos precisa que las dos anteriores.

En conclusión, es evidente la importancia de una correcta medición de los hidratos que vayamos a comer, de establecer una rutina en cuanto esa cantidad y todo ello, con el mismo fin de siempre, conseguir una glucemia estable y hacer más fácil nuestra diabetes.