miércoles, 23 de mayo de 2012

Ganando independencia


Hoy, y entrando ya por primera vez en materia, quiero hablar del que para mí, es el principal beneficio que nos puede aportar el deporte en la diabetes.

En mi presentación nombré que gracias a la diabetes, día a día me siento menos insulinodependiente, pues gracias al atletismo, he conseguido una ayuda extra para sentirme menos dependiente de las pautas que te marca esta enfermedad.

Todos conocemos de sobra la rutina del diabético, el como afrontar las comidas, hipoglucemias, hiperglucemias, etc. y los pasos que en todo momento y todos los días debemos realizar para llevar un buen control. Y aquí entra en juego el ejercicio, agilizando y flexibilizando todas esas acciones que con el paso del tiempo, automatizamos al punto de ser como robots. 

Intentaré evitar sentimentalismos, aunque el tema quizás requiere afrontarlo de una manera poco racional, pues al fin y al cabo, voy a exponer el sentimiento que gracias al deporte podemos disfrutar en mayor cuantía, y no es más que el sentimiento de libertad.

Ante la mayoría de las comidas, a no ser que sea un pequeño tentempié libre de hidratos, surge esa dependencia que todo diabético tenemos hacia nuestro medidor y hacia nuestra pluma de insulina. Así, siempre deberemos de realizar el previo control glucémico y la posterior inyección de insulina en función de lo que vamos a comer.

Bien, gracias al deporte, disfruto de unas alas  que me permiten, siempre sin excesos, el no tener que por pequeña que sea la ración de hidratos de carbono que voy a comer, recurrir a la pluma de insulina. Meriendas, almuerzos, alguna tapa con los amigos; estamos hablando de 20-30 gramos de hidratos, es decir, 2-3 raciones, que de normal, obligan si no quieres tener una hiperglucemia al cabo de los minutos, a ponerte la dosis determinada.

Y aquí es donde se presenta esa maravillosa sensación que gracias al atletismo puedo tener, el poder a media mañana comer una pieza de fruta, el merendar un sándwich antes de entrenar, pinchar unas bravas con los amigos y no tener que sacar la pluma, pues, mi propio cuerpo, me facilita la absorción de los hidratos sin depender de ayuda externa.

Si, hablo de pequeñas cantidades de hidratos, pero son las suficientes para necesitar de insulina en caso de no realizar ninguna actividad física, en cambio, con el deporte de fiel escudero, puedes disfrutarlas sin miedo de hiperglucemias ni necesidad de insulina.

Con el fin de no hacer esto demasiado largo, continuaré en la siguiente entrada con este tema que, como ya he dicho, me parece el mejor aporte que nos regala el ejercicio en nuestra enfermedad.




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